Nuestros hijos crecen en medio de una cultura que los bombardea constantemente con mensajes distorsionados sobre el sexo, el amor, el género, el matrimonio y la identidad. Entre pantallas, canciones y reels, vivimos en una época altamente sexualizada, donde reciben de manera continua ideas que chocan con el diseño de Dios para la sexualidad y la familia.

Como padres, no podemos quedarnos en silencio ni actuar como espectadores pasivos. Dios nos ha llamado a sembrar su verdad en sus mentes y corazones, pero muchas veces nuestras voces quedan opacadas por el ruido del mundo.

Hablar de sexualidad con nuestros hijos puede parecer abrumador, especialmente porque es un tema que rara vez se aborda con claridad en la iglesia. Sin embargo, hoy más que nunca es necesario tener múltiples conversaciones sobre sexualidad, entendiendo que ya no se limita solo a hablar de sexo: ahora incluye también temas como el amor, el matrimonio, la pornografía, la atracción hacia el mismo sexo, la identidad y mucho más.

Por eso es vital que los padres estemos equipados para abordar estas conversaciones difíciles sobre sexo, amor y relaciones desde una cosmovisión bíblica. Si no lo hacemos nosotros, la cultura lo hará por nosotros.